Así que empiezo a buscarte a tientas, pero tú no te dejas.
Te escapas de entre mis manos, resbalando entre mis esperanzas -que no traen nada bueno consigo-.
Y es muy diferente estar a tu lado y estar a tu altura.
Y tal vez necesite algo del éxtasis para ahuyentar la sensación de mediocridad que tengo, como decía Dalí.
Y aunque nada de esto sea normal, este diferente no acaba de gustarme -claro que averiguar qué me gusta es casi tan costoso como perderle el miedo a las expectativas-.
El caso es que no me queda nada, mas que una frase y una última pelea (porque ya ni siquiera es sábado, y se nota en la sien).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué te ha parecido? ¿Tienes alguna crítica constructiva? ¡Comenta y opina!