Resistencia

Así que empiezo a buscarte a tientas, pero tú no te dejas. 
Te escapas de entre mis manos, resbalando entre mis esperanzas -que no traen nada bueno consigo-. 
Y es muy diferente estar a tu lado y estar a tu altura. 
Y tal vez necesite algo del éxtasis para ahuyentar la sensación de mediocridad que tengo, como decía Dalí. 
Y aunque nada de esto sea normal, este diferente no acaba de gustarme -claro que averiguar qué me gusta es casi tan costoso como perderle el miedo a las expectativas-. 
El caso es que no me queda nada, mas que una frase y una última pelea (porque ya ni siquiera es sábado, y se nota en la sien).


(des)coser y cantar

¿Crees que está bien? Ya sabes, eso que hacemos. Volver a hablar como si todos estos meses entre nosotros no fueran más que unos centímetros. 
Es que creo que me estoy deshilachando. Soy un montón de rotos que me han ido dejando, cosidos por risas en paradas de autobuses y chaquetas prestadas. 
Y ahora has vuelto, y no sé cómo se supone que tengo que vivir la situación. 
Tú veías adentro, y me miraste, joder si me miraste. Parecía que gritaras a los cuatro vientos cosas que ni siquiera había pronunciado yo sobre mi misma.
Yo me asusté, qué esperabas. 
¿Y si al volver repites esa devastación? Estoy bastante dejada porque nadie más se ha atrevido a entrar, pero otra vez tú, y qué haré conmigo, dime qué.
Porque entre el espacio y el tiempo tengo un descosido, y tanto si entras como si sales, no quiero que estires más, deshilachada y triste ya es demasiado. 
Así que dime, ¿vamos a salir vivos de ésta?