-Tengo
que hablar contigo, ha pasado lo que más me temía, y por mucho que
piense, ninguna chispa de mis conexiones neuronales arregla lo que ha
sucedido.
-Le
dije que nos hiciéramos una foto, él y yo; él en mi mente. Que
paseara a través de cuadros descolgados, de pasillos retorcidos, de
verjas rotas. Que buscara los mil rostros del córtex y encontrase el
color de mi sueños porque sabía que iba a encantarle ( y tuvo
cuidado al coger un trozo, no fuera que me quedara sin pigmento para
soñar más). Acarició las costuras de mi coherencia, reforzó los
parches de la parte desequilibrada.
Se
amoldó a cada minúscula y sinuosa curva de mi cerebro, corrió de
hemisferio a hemisferio, removiéndolo todo, demostrando que el amor
es tan loco como dicen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué te ha parecido? ¿Tienes alguna crítica constructiva? ¡Comenta y opina!