El salitre me nubla la razón

Podríamos hablar de muchas cosas; podríamos dejar de ignorarnos; podríamos eliminar la distancia kilométrica y acabar en la misma habitación, abrasados por mirarnos con una intensidad que nos hemos acabado inventando; podríamos ¿querernos?
Pero vamos a seguir igual, tú en tu vida, yo en la mía y con un puente entre nosotros que se cae a trozos. Que en un buen día, -en uno de esos que mi cuerpo decide drenar los nervios y darme un chute de ganas- pues lo cruzaría encantada, pero además de que estoy en temporada de tormenta, mi fase autodestructiva en las relaciones ya ha caducado, así que las alturas se las dejo a los pájaros -que al menos ellos pueden escapar si se equivocan de ruta-.
Ya estoy cansada de llagas emocionales, y ahora que viene el buen tiempo, con la sal del mar escocerá y buff, qué pocas ganas de querer tengo.
Así que podríamos hacer un montón de cosas juntos y dejar, poco a poco, que te pudra. Pero te ahorraré el mal trago y me beberé uno doble cargado por ambos.

¡Txin-Txin!

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