Recojo las cosas porque dices que vienes, pero mis nervios se desbordan al igual que la ropa cuando elijo qué ponerme. 
Podría hacer que lloviese, podría hacer que tronase, sentir que estoy arriba y abajo, mojándome, al igual que tú mientras te acercas a mí por algún camino que te está haciendo dudar.
La nicotina me engaña, la tensión me sube y los humos se me bajan -qué ironía-. 
Por un instante toda esa mierda del amor posesivo iba a tragármela. 
Para no mal acostumbrarme, la vida hoy te ha mandado a cualquier lugar menos conmigo -aunque nunca admitiría que a este lado, las cosas duelen-.
Así que cuando las nubes se abran, y el último corazón se rompa, me quedaré sentada dejando que se deshaga el cigarrillo, al igual que las nubes, al igual que mi vida.




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