Why do we fall in love so easy?


Recuerdo que de pequeña mis padres solían encender una hoguera por la noche, una buena forma de desterrar la brisa fresca mediterránea y eliminar las hojas secas y sin vida que a veces aparecían para estropear los jardines. Es curioso porque cuando esa imagen viene a mi mente, siento el calor del fuego, las formas efímeras de las llamas y el juego de las chispas en la noche. Pero antes de que fuese apagada siempre me iba a dormir. Recuerdo el fuego pero no las cenizas. Puedo ver nítidas aquellas almas incandescentes de décadas atrás pero no el carbón y los restos que éstas dejaban a su paso. 
Puede que por eso no vea el final entre tú y yo. 
Siempre nos he concebido como una hoguera, cuando te odio tanto que me doy cuenta de que el mundo sin ti no vale la pena; cuando te abrazo y a la vez pienso que eres idiota, cuando maldigo lo tonta que me pongo al hablar contigo y lo especial que me siento cuando me miras y en los momentos en que me cabreas y entiendo porque es tan fácil enamorarse de ti. 
Somos como esas llamas que cambian constantemente de forma y se moldean una a la otra.
El deseo niebla la razón, y cuando estalla y se abusa tan intensamente de un sentimiento, éste se degrada, como las hojas que nunca llegué a ver. Supongo que por eso, aunque estemos quemados unas veces de amor y otras tantas de odio, resurgimos. Ardemos y aún así volvemos a intentarlo. Porque a veces, y solo a veces, de las cenizas sale fuego. 


Where there is desire 
There is gonna be a flame 
Where there is a flame 
Someone's bound to get burned 
But just because it burns 
Doesn't mean you're gonna die 
You gotta get up and try, and try, and try 
(Try - P!nk)

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