Cuentos de Marianne III: Aférrate a un recuerdo que no has vivido


Es una lástima que te quedaras dormido. Aquella noche fue como la serie inglesa que solíamos ver todos los fines de semana, las cosas sucedían lentamente y todo se multiplicaba por tres, era como un trance que se adhería a la cabeza, que nos cerraba los párpados, que nos hacía girar y reír. Éramos la parte desechada de la sociedad y con carcajadas le decíamos al resto del mundo que nos importaba una mierda.
Una botella tras otra, improperios más altos que los anteriores y una hoguera que actuaba de santuario. En ese momento era solamente un punto de energía en el universo, y joder, qué bien me sentía.
Recuerdo que no parabas de buscarme con la mirada y de decirme que fuéramos a un lugar más tranquilo, cómo si eso pudiera darme un poco de paz. ¡Joder, yo estoy jodida! Y quiero estar tranquila Jeff, solo quiero respirar un rato y dar algunos saltos. ¿Por qué te importa tanto hablar de lo que nos ocurre? Ya tengo suficiente con vivirlo. Quiero tocarte, poner cada mano a un lado de tu cara, cantar a Bob Dylan a pleno pulmón, patear cualquier cosa, y follar contigo. No quiero amor, no hoy, yo no valgo para eso.
Sabes Jeff, a veces pienso que no debería estar viva, no entiendo nada. Debería poder volar, sabes, desplegar mis alas, igual que cuando hacemos el amor. Ya no sé ni que digo, la verdad es que estoy bastante colocada, y encima no paro de reírme. Será mejor que me calle porque tú ya te has dormido. Pobre Jeff, atrapado por la puta loca de Marianne.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué te ha parecido? ¿Tienes alguna crítica constructiva? ¡Comenta y opina!