Los verdaderos héroes

-  Dicen que los verdaderos héroes pueden contener la luz del Sol en sus manos y son capaces de repartirla, que pueden ver más allá de la piel y cambiar tu perspectiva solamente dejando deslizar algunas palabras a través de sus labios.

Fue sorprendente como esas palabras se tatuaban en mi mente, como si del agua adaptándose  a un recipiente se tratase. Entré en un pequeño antro de donde provenía esa voz tosca y oscura, y me senté junto a un anciano marinero que resultó ser la caja de música que contaba esa historia.

El viejo gruñón me explicó que los verdaderos héroes no nacen héroes, no les otorgan esa luz por arte de magia,  lo consiguen a base de esfuerzo, de sufrimiento, de dar y de recibir. Me explicó que la única diferencia entre un héroe y un mediocre, es correr. Pero no hablaba  de velocidad, ni de paisajes, ni siquiera de kilómetros, era algo mucho más brillante, el arranque.

      -Los héroes natos han nacido para correr. Son mendigos que no carecen de fuerza, de ganas, de ilusión, y saben que tienen que ir a por lo que quieren, para ellos y para los demás, para coger esa luz y repartirla.
Las cuencas de los ojos de aquel ser casi arcaico rebelaban grandes historias, y todo el bar estaba absorto entre el humo y el sonido de su voz.

       - Y lo genial de todo esto es que son héroes como Ulises, que sufren, que son golpeados, que no les regalan nada y resisten, no son como esa panda de egoístas que viven solamente para ellos, los verdaderos héroes…
En ese momento el anciano calló, se levantó y con un torpe andar encendió la gramola y puso el gran tema de 1975, dejándonos a todos los inquilinos de aquel lugar con aroma a cigarrillo, y la miel en los labios.

Someday girl,
I don’t know when
we’re gonna get to that place.
Where we really want to go and well walk in the sun
But till then tramps like us
Baby, we were born to run

(Bruce Springsteen, Born to Run, 1975)