No
sé muy bien porque ahora todo se mueve a cámara muy lenta. Veo las
cosas flotar y mis pasos se han vuelto atemporales; no siento las
facciones de mi cara, poco a poco, me distorsiono. Soy intermitente,
pero tus brazos se me antojan nexos.
Voy
a ciegas, intentando salir de una piel que ya no puede contenerme.
Carne, hueso y un avispero. Me columpio en la curva de tu espalda
porque las mías han dejado de pertenecerme, ya no sé dónde empieza
el alma y acaba la loca.
Me
guío por el tic-tac de tu pecho, y me vuelvo de cristal, (no me
rompas, por favor, no me rompas).
Me
pierdo. ¿Qué pasará cuando los kilómetros entre tu ombligo y el
mío desaparezcan?
Qué inspiración! y qué final!
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