La ciudad bajo sus pies (03/05)


Ella quería salir a bailar todas las noches, y yo sufría por las miradas que le dirigían, unas de lagañas, y otras de diamantes, (estas últimas me ponían en la puerta de salida de su vida y entonces no tenía más remedio que tragarme el sufrimiento y notar como las agujas del reloj poco a poco se clavaban en mi sien).
Pero afortunadamente cada madrugada ella acaba en mis brazos, después de tronar, de romper sus zapatos a ritmo de swing. Las luces de la ciudad centelleaban porque Meredith vestía sus oxfords, el vestido de vuelo y su actitud infantil genuina que me rompía el mapa y acaba perdido en las veredas del enamoramiento.
Tenía una sonrisa perfecta, pícara, traviesa y era la viva imagen de chica de póster de los años 50: elegancia, ojos de gata y un labial rojo que acabaría por deshacer.
Paseábamos por toda la metrópoli, de bar en bar, cruzando calles y desafíos, rompiendo botellas y expectativas ajenas;  hasta llegar al puerto mercantil, dónde subía a una plataforma y Meredith estiraba los brazos para bailar un vals con el mar (aunque para mí no se trataba de una simple danza; aquello era poesía marina).
Pero sin ninguna duda lo que más me gustaba de Eme es que no era para siempre, que desaparecería. Me hacía pensar en todas las cosas que rechazaba porque sabía que tendría más días para hacerlas, y esa sinuosa manera de moverse y hablar, me decía que ella no estaría allí para mis aplazamientos. Y por eso en la noche de junio, sumergido en el crepúsculo y en mi corazón, supe que la amaba y se lo demostré durante toda mi humilde y pasajera vida. Que la quería, la quería incuantificablemente; y la sigo amando aunque ella guarde toda la ciudad en sus caderas y para nosotros los días de baile ya hayan pasado.

2 comentarios:

  1. Me encanta. No hay mas. Me enamora.

    Buenas noches pretty girl,

    M.

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  2. ¡Este texto me ha dejado literalmente de piedra! Es un deleite sonoro escuchar a esta chica, porque las palabras y los sentimientos plasmados en el papel (de la pantalla) también de puede oír. ¡Una maravilla!

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